El miedo es una emoción que todos a lo lago de nuestra vida hemos experimentado.
Nos provoca una sensación de angustia cuando percibimos una amenaza.
Emoción---→ forma parte de
nuestra naturaleza
Sensación y percepción --→
forman parte de nuestro sistema senso-perceptivo. A modo de resumen,
cuando un estimulo se presenta ante nosotros, los sentidos ( vista,
oído, tacto) se adaptan para responder a este. Intervienen las
neuronas receptivas que son las encargadas de tomar la información
del estimulo, mediante la conexión de diferentes neuronas elaboran
las cualidades del estimulo para darle sentido, lo relacionan con
conocimientos previos y finalmente lo reconocen.
Aclarar que no existe algo en si mismo
que sea una amenaza, siempre lo será para alguien, como hemos visto
tanto la percepción como la sensación dependen de los recursos que
cada uno tenga para enfrentar la amenaza. El mar con un fuerte oleaje
puede ser una amenaza para alguien que no sepa nada, pero un reto
para un buen nadador, como vemos cambia la forma de percibirlo según
cada sujeto.
Cuando experimentamos miedo, se
producen a la vez una serie de reacciones en cadena, sentirnos
avergonzados, humillados, rabia, impotencia, experimentamos una doble
reacción, el miedo en si y las emociones que nos genera este.
La secuencia serie la siguiente.
Registramos una amenaza =====>
Reacción --→ Miedo ====> Respuestas Internas--→
Reacción al miedo ( vergüenza,
rabia….).
La respuesta interna al miedo es la
mas importante, según sea su calidad actuara atenuando o
magnificando el miedo original.
Porque actuamos así, una de las
razones son una serie de creencias que tenemos acerca del miedo:
-
Es una emoción indigna---→ actitud de des-calificación, son las creencias culturales que han generado respecto al miedo.
-
Equiparar dicha emoción a la cobardía.
Estos dos ejemplos nos muestran la
creencia que el verdadero problema es el miedo como una perturbación
y que hay que tratar de no sentir.
Pero podemos darle la vuelta a esta
manera de encarar una emoción que es innata en nosotros.
En primer lugar el miedo es necesario
para nuestra supervivencia, ya que nos indica que en principio puede
haber una amenaza. No obstante esta emoción dependerá de la
desproporción que existe entre la magnitud de la amenaza y los
recursos que tenemos para afrontarla.
Tenemos que distinguir entre:
Miedo funcional. La angustia
que sentimos es desproporcional entre el peligro a que nos
enfrentamos y los recursos de que disponemos y ademas pone en marcha
la tarea de equilibrar tal desproporción..
Miedo disfuncional. La angustia
nos inhibe, desorganiza y nos bloquea la posibilidad de experimentar
y de aprendizaje.
Curar el miedo significa transformar
el miedo disfuncional en funcional. La funcionalidad o no dependerá
de como se lleve a cabo la respuesta interior que se produce en
relación al miedo que se siente.
Pongamos un ejemplo:
Un individuo que se ha quedado sin
trabajo, esta situación le genera incertidumbre, angustia,
supongamos que tiene una entrevista de trabajo, su angustia aumenta
solo con pensar que no será capaz de pasar la entrevista, se hace
auto reproches como, soy un fracasado, no sirvo para…, no voy a
encontrar…., y un largo etc.
Este individuo tiene dos problemas, el
estar sin trabajo y la angustia solo con pensar que puede que no sea
capaz de pasar la entrevista. Sus pensamientos e ideas recurrentes
son las que realmente hacen que la entrevista sea un problema que le
causa temor. Como consecuencia en este contexto psicológico solo
podrá mostrar una mínima parte de su capacidad.
Otro sujeto en esta misma situación
afronta la situación de forma totalmente diferente, no anticipa
nada, ni se auto reprocha a si mismo, simplemente se centra en la
entrevista y si no sale bien analizará a posteriori en que ha
fallado. La situación es la misma pero el trato ante un posible
resultado negativo es encarar-lo de forma diferente: tranquilidad
versus terror.
Estas dos maneras de asumir los retos
tienen que ver con los mensajes y el trato que hemos recibido en
nuestra infancia, pasando a ser diálogos internos de cada uno. Los
dos tienen un evaluador interno que opera de distinta manera.
En la relación evaluador evaluado, se
instala buena parte del destino psicológico de una persona ya sea:
De manera curativa, en la que se van
resolviendo los problemas que van apareciendo, o
Como una autentica fabrica de
sufrimiento y enfermedad.
Si se padece de miedo dis-funcional,
que le angustia y paraliza, se puede realizar estos ejercicios:
Identificar con claridad y precisión
lo que asusta.
Observar como es el aspecto personal
que siente miedo, es decir su aspecto temeroso. Puede dibujar la
figura humana que refleje este miedo, esto ayuda a percibir mejor el
aspecto miedoso.
Imaginar este aspecto como si
estuviese delante de uno, observar que reacción emocional le
provoca. Se puede entablar un dialogo con él, de esta manera se está
encarnando el papel del evaluador interno del miedo.
Imaginar que se pone en el papel del
aspecto temeroso e intentar escuchar lo que el evaluador interno
dice.
Fijarse lo que se necesita recibir
tanto en palabras como en acciones por parte del evaluador a fin de
sentirse ayudado para fortalecerse.
Continuar practicando este dialogo
interior tanto como sea necesario, hasta que los dos personajes
recuperen el vinculo de cooperación.
Recordar que existen los dos
personajes, están en uno mismo. Familiarizarse con ellos en la vida
diaria, en que momento esta actuando el temeroso y cuando lo hace el
evaluador interno, como es el momento y la relación entre ambos.
Cuanto más solidaria y cooperación
sea esa relación mas podrá disolver el miedo dis-funcional.
Recordar que son solo pautas en casos
en que el miedo se presenta en algunas ocasiones, para otras
circunstancias donde este no permite llevar una vida funcional, será
conveniente acudir a un psicólogo.
Para finalizar os dejo un video que a mi particularmente me gusta mucho.
Gracias por leerme, hasta el próximo post.
Comentarios
Publicar un comentario